A partir de hoy vuelvo a intentarlo. Me divierte la idea.
Me propuse un ejercicio de esteta existencial: realizar una suerte de Sei Shōnagon del Metaverso, pero sin grandes expectativas. ¿Conocen ese libro maravilloso de esa cortesana increíble?
¿No? Bueno, googléenlo.

En realidad este blog iba a llamarse "Second Life Decameron". Pero no por reminiscencias ni boccaccianas ni pasolinianas. Sino porque esa época de la historia, esa narrativa desbocada me parece de lo más divertida, y un nombre semejante es una especie de elixir para darme ánimos.
Adoro el humor de Wes Anderson. Me alucina el timming de Jim Jarmush y la profundidad de las superficies de Sofia Coppola. Tanto como la música de Radiohead, Malher y Brad Mehldau. O al siempre intenso Murakami. Como ven, busco un marco estético para esta existencia.
Y para nada quiero hacer de esto una obra de arte ni nada que se le parezca. Jamás.
Simplemente trato de pensarme dentro de un estilo.

Aquello que me desafió a volver a intentar esta experiencia de transitar por un mundo informático fueron los blogs de avatares. No sé cómo me encontré leyéndolos y algunos de ellos me divirtieron. Me dije: "Ok, es hora de que vuelvas a intentarlo".
Ojalá que dé con los avatares justos para que esta vida que hoy se inicia sea por lo menos entretenida. Como todos ustedes, busco diversión.
Mi primer avatar se llamó Luca. Se lo regalé a mi hermano menor y lo cierto es que no sé si lo sigue usando.

Este blog es autobiográfico, claro. De ahí lo de bioblografía. Una biografía real en el Metaverso pero sólo en él. Sólo existo aquí, no hay "Real Life" para mí. Bueno, claro que la hay, pero es sólo mía. La vida que comparto es la de este avatar que intentaré que sea una de mis mejores creaciones.
Ustedes dirán.