La semana pasada conocí a una avatar muy bella. Conversamos mucho y me invitó a un sitio que dijo que era su casa. Nos pusimos cómodos y no nos interesó postergar nada.


Lo recuerdo como un sueño. Como una película de la que sólo subsisten fragmentos. Era todo muy intenso, cada pose mas preciosa.
Entonces me dijo: "ella es mi hija en RL". Fue tan extraño. Porque no me detuve a dudar. Ni siquiera eso pasó por mi cabeza. No podia parar. No podíamos parar. Les pregunté si era una broma. Me contestaron que no.
Fue alucinante. Interminable. Y cuando finalmente todo concluyó, nos despedimos, abrazándonos los tres. Era tarde en RL y me quedé dormido envuelto en una sensación muy extraña.
Second Life es una máquina de generar emociones, situaciones ¿ficticias? ¿simuladas? ¿Importa acaso? Es parte del juego. De lo que vivimos aquí, en estas imágenes que sacuden nuestras fantasías de un modo brutal.
Jamás imaginé que iba a escribir un post así.